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(Random House Kailash Verlag)
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El dedo y la luna
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Enseñanza de los místicos del Islam
Vicenza 2002 (2009, 8a reedición)
Edizioni Il Punto d'Incontro
pp. 160
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Los cuentos del libro fueron todos "saqueados" del inmenso tesoro del Oriente sufí y reconvertidos en "moneda corriente" para el distraído y frenético Occidente. Estos cuentos, verdaderas joyas robadas, se readaptan para la comprensión del hombre occidental contemporáneo. En esto, se sigue una típica estrategia sufí: volver a formular la forma exterior de la enseñanza, adaptándola a la cultura, al tiempo y al lugar donde se encuentra actuando. De hecho, es necesario retraducir, en palabras comprensibles al hombre contemporáneo, las parábolas de los místicos del Islam. Los tiempos cambian, y las formas de una época y de un lugar no funcionan en otro tiempo y en diferente lugar.
En la enseñanza sufí, el trayecto narrativo y espiritual son muy parecidos. Leyendo estos cuentos, se entiende que su propósito es despertar en el lector una genuina visión del mundo que gira alrededor de la idea de que se ve la realidad como es y no como quisieramos que fuera. A través de una especie de experiencia, su tarea es liberar determinadas emociones para iluminar determinados limites y posibilidades nuestros.
En cada cuento sufí se concentran posibilidades multinivel de interpretación. Le corresponde al nivel de entendimiento del lector desembrollar este asunto. Como saboreando un rico té, disfrutándolo en un estado de ánimo relajado, nos embelesaremos poco a poco con estos breves cuentos que examinan, de una forma especial, la condición humana, dormida, inconsciente y subjetiva.
Los sufís llaman ishara el cuento con la función de indicar una enseñanza específica y prolongada. Así como ishara es la indicación dada con el dedo para mostrar algo. Es éste el sentido de los cuentos aquí contenidos: el de mostrar. En Oriente dicen: «Si alguien señala la luna, miren la luna y no el dedo que apunta para señalarla». Este dicho vale incluso para estos cuentos: no se puede comprender la luna analizando el dedo. Sin embargo, siguiendo la dirección del dedo se podrá llegar a ver la luna. El dedo no es la luna. Pero puede señalar el camino.
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